miércoles, 11 de agosto de 2010


La Ventana de la Abuela

Esta ventana cerrada, tiene tantas historias para contar.

Esta localizada en la casa de la abuela Jesucita.
Una casa centanaria, que fue una vez casa de los algunos padres. Donde se cuentan historias de pasajes secretos.

¿Cuanta luz en ella?¿Cuantas plantas y flores la adornan?
Las paredes, hoy color de rosa, que ya fueron de tantos, otros colores, le dan vida.

Estas ventanas cerradas, con sus puertas de madera, ya desgastadas por el tiempo, tanto tienen a decir.
¿Cuántas tardes pasamos sentadas en su umbral, sintiendo el cariño del sol y del viento, viendo el tiempo pasar?

!Testigo de tantas escenas familiares! Casamientos, bautizos, fiestas, funerales...

Lluvia, sol, niños jugando, gritando, corriendo, pelotas rodando, triciclos, gente riendo, llorando, viviendo!!!

Testigo, callado de la vida de sus primeros habitantes, por los años de 1900.

Algunos padres que tranquilamente vivían, al servicio de la comunidad, escondiendose, entre estas paredes, para huir, de las problemas de la revolución, y persecuciónes contra los cristianos.
En esta casa, naciéron, mis tías, Cuca, Lula, mi madre, Carmelita y la tía Coco. Solamente mi tía Tita, la menor, nació en un hospital.

La ventana, siempre como testigo, vió a la familia desfilar, crescer, vivir, morir.

El tiempo pasó, los abuelos Primitivo y Jesucita, partieron.

Y la ventana insiste en estar ahí.

Vieja, y cansada!!!

Vió hijas, sobrinos, amigos, nietos crecer.

Esta ventana era , del cuarto de los abuelos.


Tengo algunos recuerdos del abuelo Primitivo. Como si fuera un sueño, sus manos haciendo cariños. Su mirada tranquila. Murió cuando tenia yo 8 años. De fiebre de Malta...

Dicen que era una persona, tan especial, muy bueno.

Conocido como un pan, de Dios. Siempre preocupado con todos y viendo como ayudar al prójimo.

Algunas cosas sin explicación, pasaron, cuando el partió.

Nevo, en la ciudad de México. Comó si quisiera avisarnos de su partida.

Un día de su cuarto, mi tía encontro, en el piso, huellas de zapatos de hombre, que iban de la cama en dirección a la puerta de salida.
Mi abuela dejaba el cuarto cerrado, pero cuando lo abría. Entrabamos curiosos a ver que había. Este cuarto, olía siempre a él.
Este diaa en que aparecieron las huellas, pudimos ver en la cama, su silueta, dibujada en el colchón. Como si hubiera pasado la noche durmiendo en ella. Lo extraño, es que en la casa solo habia mujeres y niños.

Trabajador, luchó toda su vida para dejar a su familia, en buena situación económica.

Poco disfruto de su trabajo. Su mujer e hijas, tampoco disfrutaron de ese trabajo.
Pues la envidia, la ganancia y los intereses, separaron a estas 5 hermanas tan unidas.

Tarde aprendemos, que la vida se debe disfrutar, todos los días, mientras está pasando.

Y nó, cuando se vá!!!.

No tenemos que esperar que alguién parta, para aprovechar la vida.

Nada llevamos de este mundo. Pero insistimos en no, querer aprender.

Así era la vida antes. Dura, no sabían disfrutarla.

Atesoraban para el futuro y este futuro nunca llegaba.

¿Será que aprendimos?...

O, ¿será que todavía seguimos actuando así?


De la Abuela tengo más recuerdos. Se cuentan de ella tantas anécdotas, que bien darían un libro.

Pero el tiempo, fue más fuerte y aunque ella insistía en vivir, con la esperanza de poder ver a su familia reunida, partió a los 97 años.
Hoy,ella disfruta, junto a su amado marido. De las maravillas del otro mundo.

Decía ella...

Cuiden a sus maridos.... Sabias palabras..

¿Será que este consejo lo daba por haber aprendido cuando ya era tarde?


Pero volviendo a la ventana...

¿Qué habrá del otro lado de esta ventana?

¿Qué secretos podrá ella contarnos?

Como está es otra historia.

Disfrutemos de su belleza y dejemos a la imaginación,

lo que ella nos quiera contar.



La Ventana de la Abuela...

viernes, 6 de agosto de 2010

Gracias a Dios...

Gracias a Dios ...

La vida nos regala momentos, a cada instante.

Esta semana esta especial.
Empecé el Lunes, ya festejando mi cumpleaños con una querida amiga. Vanusa.
Nos regalamos un delicioso Almuerzo en el ICI. Un restaurante, a unos cuantos pasos de la clínica donde trabajo con mi querida hija Martha.

Que delicia poder compartir, estos momentos con amigos queridos.

El martes, se paso en un abrir y cerrar de ojos, mi ansiedad era grande. Se aproxima la fecha en que iré a visitar a mi hija Cris, que actualmente, vive en Australia, con su marido Leonardo. Y mi bebe... Alessandra, hoy con 21 años, regresaba el Miércoles.

Del Martes al Miércoles, no cabía de felicidad.

Casi no dormí de tanta ansiedad.

Este viaje de Alessadra, me tenia baste ansiosa, pues estuvo viajando por 40 días, en Europa. Realizando un sueño, con una amiga. Fueron con la mochila en la espalda y voluntad de conocer nuevas culturas y diferentes personas.

Europa, es un lugar mas seguro que Brasil. Pero aun así, mi ansiedad era enorme. Así que digamos que pase todos los 40 días rezando.

Si rezando. Pues solo Dios para proteger a estos amados hijos, donde nuestra vista no alcanza.

Todas las mañanas, antes del sol nacer, me despertaba e iniciaba mis oraciones pidiendo para Diocito. los ángeles, mis Santos, Jesús la Virgencita, para que cuidaran y protegieran estas chicas, en tan lejanos lugares.

Y hoy, no tengo mas que agradecer. Pues, esta en casa, descansando de una experiencia tan enriquecedora.

Regreso, mas segura, mas atenta, y reconociendo el valor de las cosas sencillas, como tener una cama con una cobija caliente, sabanas limpias. Un baño, con agua caliente, y un plato de comida sencillo y preparado con amor.

Termino la semana, ansiosa, esperando el dia 18, quando embarcare para Austalia.

Gracias Señor, por estos días tan especiales.