jueves, 22 de septiembre de 2016

Casinha do Urso




          Marlene, era una vecina, tenía un hijo de la edad de Cris, Pedro, Uds. jugaban casi todos los dias en el "parquinho".  

Momentos em que las mamás aprovechabamos para platicar. Vivían en el primer piso.    Ella  me comentaba que se preocupaba cuando las niñas se quedaban solas con Newton y le rezaba mucho a sus ángeles de la guarda,  pidiendoles que las cuidaran. 
Cuidar de los chicos, no es fácil . Las madres, estamos más acostumbradas a cuidar  a los chicos,  y por eso  desenvolvemos un sexto sentido, que nos facilita cuidar a los pequeños.  Algunos hombres  desenvuelven este sexto sentido con el tempo. No siendo el caso de Newton, que dificilmente estaba solo con ellas.
Mis hijas nacieron en una época en que no se usaba, el cinto de seguirdad. La seguridad era el brazo de la madre, o el padre, cuándo  enfrenava en el coche. O uma mano protectora, o un nó a tempo, antes de que pasara algun acidente. Por eso, ya manejabamos como "mamás". No existían las sillitas. Ni tantas cosas que hoy en día son obligatórias.
Newton, era un papa, dedicado, severo, cariñoso, pero era un poco descordenado y brusco cuando cuidaba a las chicas. No tenia habito de estar con ellas, cuando salían, con él, las trataba como si las niñas ya fueran grandes. Abría la puerta del coche, mal esperaba a que subieran, ya cerraba la puerta, se metía al coche y salía rápidamente.


 
Marlene, desde su ventana en el primer piso, observaba estas escenas y rezaba a sus ángeles, para que las protegiera.

Uds. obedientes, sabiendo conocienan a su papá y salían corriendo para  acomodarse, en el banco trasero de un Monza,  contentas de estar con su papá, pues todo era un juego.
 
Estudiaba arquitectura y algunos sábados se quedaban con él.´
Su papá y la muchacha las cuidaban. Los sábados era el  día de ir a la “Feira”. El mercadito ambulante. Donde  comprábamos todas las frutas, verduras, carnes para la semana.
 Cuando no tenía clases ibamos los cuatro y terminábamos con un delicioso pastel.
 
Esa mañana, fui a la Universidad y Newton decidio, hacer las  compras de la feira. Para  ayudar llevo a “Bety” la muchacha. 
Al llegar a la Feira, paró el coche, a unos cuantos metros de la feira.  
Se bajó del coche, abrió la puerta trasera, para que Bety y las niñas se bajaran,  bajó de la cajuela el cochecito de feira. Cerro el coche y el se adelantó, seguido Cris  atrás un poco lo seguia Bety con   Marthinha de la mano.
 
Ya en la calle de la feira. Hicieron una primera parada con el Sr. De los huevos. Cris, que lo seguía de cerca, no vió que se paró para comprar los huevos y siguió caminando.
Al poco tiempo llego Bety con Marthinha y el carrito de la feira. Newton, las observo y pregunto.
    • - Donde está Cris.?
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    • Marthinha, que siempre fue bastante inquieta, junto a Bety ya empezaba a coger todo lo que estaba a su alrededor.
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      Bety respondió.
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    • - Estaba atrás de Ud.  Sr.
    • - Yo pensé que estaba contigo.
    • - No, yo estoy con Martinha y con el carrito.
       
      Newton, desesperado, busco con la mirada si  a Cris  y no la encontró.  Sin pensar  más. Le pidió, al Sr. De los huevos, un japonés,  a quien nunca había visto en su vida, y de quien no sabía ni siquiera su nombre.
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    • - Por favor cuídeme a la niña.
    • - Bety, rápido, tú te vas para aquel lado, yo me voy  por este otro lado para buscarla.
       
      Imagino el desespero de este hombre, al no ver a su hija. Al saberla perdida.
      Rápidamente empezaron a preguntar por la niña.
    •  
    • - Por favor, una niña, güerita, de cuatro años, ojos azules, casi no habla, se llama Cristiane, peinada de colitas de caballo.
      (Que otra información, podría dar, no sabía, de color era su vestido o que ropa estaba usando).  Estaba a mi lado y salió caminando  sola. (  alguien podría habérsela llevado!!)

    •  
      Todas las personas de bien, conmovidas querían ayudar y solidarias trataban de cooperar. 
      No sé cuánto tiempo Cris estuvo perdida, pero si sé que Dios, la Virgencita y sus ángeles estaban con ella. 
    • All poco tiempo de la mano de un ángel  incorporado en  una Señora de edad, venía Cris, tranquilamente, caminando en medio de la calle.
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    Imagino la felicidad de este hombre al ver a su hija querida.
    Pienso que en estos momentos de difíciles decisiónes, no dejó de agradecer a Dios, pues dejó a Marthinha, una niñita de 2 años, al cuidado de un extraño.
    Cuan agradecido este hombre tiene que estar, pues en su desespero por recuperar a su hija perdida, podría haber perdido a las dos.
     
    Cuando llegué a casa, me platicó lo que pasó.

     
    Muchas gracias a todos los ángeles
  • que cuidan y protegen a mis pequenas, hoy lindas madres.!!! 
     

 

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